El cañón azul










En las vacaciones de final de año 2012- inicios del 2013 viajé con mi familia a tierras santandereanas. Tomé demasiadas fotos y fui feliz, es un departamento hermoso, lleno de montañas verdes, cascadas y estanques claritos que nunca había visitado. Lo primero que fuimos a conocer como buenos rolos turistas fue el afamado Cañón del Chicamocha, accidente geográfico insignia de nuestras cordilleras y precipicio doradito por el que corre un hilito hídrico plateado. 

Para la temporada en la que fui, el país en general estaba en verano, es decir, altas oleadas de calor y poca sombra para refugiarse. Contemplar el cañón desde los distintos miradores que posee el Parque Nacional del Chicamocha era también exponerse al sol inclemente que te pega en la cara o a través del lente. Digamos que a la hora a la que fui toda la gente estaba buscando sombrillas bajo las que esconderse y yo  me bañaba en bloqueador para lograr una buena foto. El teleférico con el que se sobrevuela el cañón  fue lo mejor de lo mejor, pero las fotos tomadas desde la cabina quedan raras por el plexiglass, así que no pude ponerles aquí ninguna.

Otro de los grandes atractivos, no solo del Cañón sino del Santander en general, es su variedad de deportes extremos (Oh si!). Entonces me volví un poco loca y preocupé a mis padres haciendo torrentismo, escalada, cannoping, rapel, canotaje, etc. Por favor vayan, es lo MEJOR.

Besos. Cuéntenme qué tal les parecen estas fotos (publicadas con atraso).

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